sábado, 8 de diciembre de 2007

Lo confieso, yo engaño a mi marido...

con este blog. Al principio pensaba que no lo sabia pero empiezo a sospechar que asoma la nariz por aquí de vez en cuando para ver lo que digo. Pensaba decirselo, pero es que como todo todito todo lo hacemos juntos ( o casi todo) no tengo ningún espacio para mi sola. Salvo mi curre y nadar todo lo demás juntos y eso nos tiene que aburrir ( tu y yo) que me acabo de acordar de aquellas labores en clase de hogar, unos "tu y yo" a punto de cruz.
Y es que a el le gusta que se lo cuente todo todito, que si alguna vez se me olvida alguna minucia, una tonteria de nada y se la digo dos dias mas tardes, le molesta y me dice que por qué no se lo dije antes. Pues porque no me acordé. Hasta estamos apuntados a las mismas páginas de las otras orillas. Y nos quitamos de las páginas de las otras orillas del más allá de oro más allá. Siameses somos.
Al principio...cuando sospeché que me miraba me daba rabia tanto entrometimiento, pero ahora empieza a parecerme algo delicioso, me gustaria que siguiera observandome pero que no me lo dijera y el dia que decidiera decirme que ya sabe que le engaño con otro...blog, me diera alguna señal, por ejemplo ponerse una calvel reventón en la solapa ¿Qué es un clavel reventón?
Bueno, mejor que no me lo diga, que le estoy pillando el gusto a hacer cosas sin que el se entere, me parece divertido y un poco de adrenalina en mi monótona y plana vida no me viene nada mal.
Si, me da que lo sabe.

4 comentarios:

Vanessa del Pino dijo...

¿clavel en la solapa? ¿Por qué no nardos apoyaos en la cadera? Quedaría más metrosexual, que lo del clavel es muy como de padrino de boda de toda la vida. Un poco de modernidá.

coin dijo...

Mientras no sean de siemprevivas...

coin dijo...

Lo pongo aquí mismo pues como ya no salen el correo los comentarios no lo van a encontrar.
No se pierdan el comentario de Nancy en la historieta de los niños sobre el problemilla con la incomunicación del cerebro de la pobre minidecris.¡Qué pena más grande!

Unknown dijo...

Ya dije más abajo que no debería haber contado mis orígenes, pero es que Tarajundia a veces padece de verborrea (igual como diarrea pero con palabras)
Pues erase una vez un feliz matrimonio recientísimo, de un par de horas antes, que organizó su viaje de novios en una vespa a montpellier; no, no se preocupen por ella porque era en aquellos tiempos en que "ellas" cuando iban de paquete se sentaban de lao, nada de escarrranchas como ahora. En llegando a Montpellier encontraron un cestillo de fibra de vidrio (que no sabían lo que era, lo vinieron a descubrir treinta años después), con unas sabanitas monísimas de tergal plisado (que descubrieron lo que era seis años después), y dentro del cestillo un guisante diminuto y parlanchín. En un lateral venía un disco de oro con tres guisantes, una sinfonía de mdsbxc, el plano del sistea solar señalando Marte, y una bicicleta con paraguas (¿quien se lo enseñó a espilberg? es un secreto de familia). Como la cunita era muy chica la pudieron guardar en la guantera de la vespa y allí quedó olvidada.
Un año después cuando intentaron abrir la guantera, saltó una enorme criatura que había estado alimentandose de los gases desprendidos por la vespa , y les dio cosa mandarla de nuevo a marte, así que se la quedaron y la guardaron como su primogénita.
Por eso, porque en realidad viene de Marte, no tiene cerebro comunicado ni nada que se le parezca; la ventaja es que las garrapatas aunque se le metan`por la oreja nunca llegan a ninguna parte.
y colorín colorado fueron perdices y comieron felices

 
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