DEDICADO A CEUTA QUE NOS ESTÁ MIRANDO DE NUEVO ( que me gusa a mi dedicar las cosas, debe ser de mi etapa de la radio de cuando el tiempo de María de las castañas). Y también a Tarajundía que está muuuy cansada.
Que resulta que conozco a un chino en el muelle que no se muy bien como se llama pero el nombre más parecido foneticamente hablando es CHO-JUÁ como el humorista canario. Pues el chino me dijo que vendia langostas balatas, vivas y balatas. ¿Son Saharianas? Cuando al chino no le gusta una pregunta se hace el chino, el más chino todavía, pues cuando hablamos de precios entonces si que entiende el jodío chino.
Me dejó colgada con las dos langostas que le encargué para el 24 y quedamos que el viernes anterior se pasaba por mi curre con la langosta. Yo me había pasado primero por una pescadería y no la digo del sebadal para comparar precios por si acaso el chino me la pegaba.
Intenté convencer a mis compañeros pues si le comprabamos un montón de langostas nos la dejaba a precio de coste. Hasta que alguién preguntó ¿Y cual es el precio de coste? Yo que sé. Dije.
El jodío Cho juá me tenía nerviosa. Vino sobre las 11 de la mañana con una bolsa con dos langostas, vivas claro, pero me las enseñó muy deprisa, vistas y no vistas, como si estuviera haciendo algo ilegal, mirando de reojo por si venía la pasma, o la policía especialista en arrestar a los que venden langostas sin papeles.
Lo ví tan raro al chino que me entró la paranoia y le pregunté ¿Pero esta langosta es legal? Si, Si, decía el chino. El chino siempre decía que si a todo.
Entonces un compañero que decia que entendia de langostas las sacó del bolso y las miró. No le gustaron las langostas al enterado de langostas. Que silos cuernos son cortos, que si el color, que si tal que si cual. Total, que le dije al chino que la langosta esa no me gustaba un pelo y se fue Cho juá con sus langostas cabreado como un chino,como un chino cabreado.
Ese dia me fui antes, que tenia permiso del jefe para irme, no me voy a ir sin permiso claro. Y resulta que me entero esta tarde que toda la oficina comió langostas el dia 24, que estaba riquísima la langosta y que se la dejaron a precio de coste.
Tenga usted compañeros y te sacaran las entrañas. La navidad es una época donde los unos y los otros nos amamos, irradiamos amor, buen rollete y generosidad. También es una época donse se suelen compartir las langostas, con todos menos con una llamada...ponganle el nombre que quiera pero que empieza por i de idiota profunda.
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miércoles, 26 de diciembre de 2007
martes, 25 de diciembre de 2007
Historieta de una manta pelúa y un sofá color cereza-frambuesa
Me encanta tumbarme en el sofá un rato cuando estoy cansada y enseguida me quedo frita, no se que me pasa que si me acuesto en la cama se me quita el sueño pero es agarrar el sofá y mano de santo, la pena es que solo sirve para pequeñas dormideras, un cuarto de hora, media hora con suerte.
Como soy friolera hasta en verano necesito ponerme la manta pelúa por encima . La manta pelúa es pequeña y ligera( como platero y yo, bueno yo no, ni pelúa ni pequeña), la tengo desde que mi hijo tenía 4 años y fue quien la bautizó con el nombrete.
Esa manta tan viejita y despelusada no pega nada con el sofá nuevo color cereza-frambuesa. Si, así venía descrito el color en el catálogo que nos enseñaron cuando fuimos a la tienda de muebles a comprarlo. Está muy bien el tono del color aunque parezca que nos están vendiendo un helado en vez de un sillón. Yo quería comprar el de piel pespunteada de color chocolate inglés (por lo visto se llama así) aunque luego pensé que no combinaba con las baldosas tejas de mi casa y no pienso explayarme ahora contándole las diversas gamas de colores tejas que hay, dependen si les ha caído lluvia y si se han teñido de esa preciosa pátina que solo el paso del tiempo sabe poner ( a los tejas, porque lo que es a las personas nos deja hechas unos zorros el jodío tiempo ese). Además, al suelo de mi casa no le cae la lluvia pero por si acaso hemos puesto un techo.
Nos llevamos a casa el catálogo y unas muestras de piel de diversos tonos, un amplio abanico de posibilidades cromáticas entre el salmón y color vino. Les aseguro que no fue tarea fácil. Después de dudosas deliberaciones sacando las muestras a la luz del patio y comparándolas con la tonalidad del piso y de la madera de los muebles y con tal de acabar con la pejiguera que suponía distinguir un matiz de otro, por fin, nos decidimos por el color cereza-frambuesa a pesar de que no había demasiada diferencia entre el cereza-solo y el frambuesa-solo. No nos dimos cuenta hasta que soltamos la pasta de que la mezcladera de colores suponía un coste aditivo en el precio por metro de piel adquirida.
Ya teniamos por fin el dichoso sofá en casa. Lo tuvieron que traer desde Italia y tardaron por lo menos cuatro meses ¡Ni que lo hubieran transportado a hombros como a los toreros!
Una tarde compramos dos mantas de las llamadas de viaje de color burdeos una y la otra de color vino, ( vino tinto, el blanco me produce acidez y no pienso describir el tono, ni la cosecha ni la añada pues nos darian las uvas), ambas haciendo juego con el sofá de piel italiana. Pobrecita la italiana que tiene que ir ahora desnudita sin su piel.
Así que cuando me tumbo en el sofá cereza-frambuesa me tapo con la manta pelúa , la mia. Nos hemos acostumbrado a llamarla así, con naturalidad,como si fuera de la familia, sin darnos cuenta de lo ridículo del nombre y de que están delante los amigos de mi hijo. Los adolescentes pasan corte por los acontecimientos más nimios, en cambio, por suspender unas más que cuantas asignaturas no tienen vergüenza ninguna.
No hay nada como pillarle la confianza a las cosas y claro, después de tantos años con nosotros se ha gozado todas nuestras movidas. No tengo corazón para mandarla a mudar ni siquiera por razones de estética, ni aunque no pegue con el sofá cereza-frambuesa. La vieja y desfasada manta pelúa me produce ternura a pesar de que la ternura, salvo en navidad y eso porque toca, no pega con casi nada.
Como soy friolera hasta en verano necesito ponerme la manta pelúa por encima . La manta pelúa es pequeña y ligera( como platero y yo, bueno yo no, ni pelúa ni pequeña), la tengo desde que mi hijo tenía 4 años y fue quien la bautizó con el nombrete.
Esa manta tan viejita y despelusada no pega nada con el sofá nuevo color cereza-frambuesa. Si, así venía descrito el color en el catálogo que nos enseñaron cuando fuimos a la tienda de muebles a comprarlo. Está muy bien el tono del color aunque parezca que nos están vendiendo un helado en vez de un sillón. Yo quería comprar el de piel pespunteada de color chocolate inglés (por lo visto se llama así) aunque luego pensé que no combinaba con las baldosas tejas de mi casa y no pienso explayarme ahora contándole las diversas gamas de colores tejas que hay, dependen si les ha caído lluvia y si se han teñido de esa preciosa pátina que solo el paso del tiempo sabe poner ( a los tejas, porque lo que es a las personas nos deja hechas unos zorros el jodío tiempo ese). Además, al suelo de mi casa no le cae la lluvia pero por si acaso hemos puesto un techo.
Nos llevamos a casa el catálogo y unas muestras de piel de diversos tonos, un amplio abanico de posibilidades cromáticas entre el salmón y color vino. Les aseguro que no fue tarea fácil. Después de dudosas deliberaciones sacando las muestras a la luz del patio y comparándolas con la tonalidad del piso y de la madera de los muebles y con tal de acabar con la pejiguera que suponía distinguir un matiz de otro, por fin, nos decidimos por el color cereza-frambuesa a pesar de que no había demasiada diferencia entre el cereza-solo y el frambuesa-solo. No nos dimos cuenta hasta que soltamos la pasta de que la mezcladera de colores suponía un coste aditivo en el precio por metro de piel adquirida.
Ya teniamos por fin el dichoso sofá en casa. Lo tuvieron que traer desde Italia y tardaron por lo menos cuatro meses ¡Ni que lo hubieran transportado a hombros como a los toreros!
Una tarde compramos dos mantas de las llamadas de viaje de color burdeos una y la otra de color vino, ( vino tinto, el blanco me produce acidez y no pienso describir el tono, ni la cosecha ni la añada pues nos darian las uvas), ambas haciendo juego con el sofá de piel italiana. Pobrecita la italiana que tiene que ir ahora desnudita sin su piel.
Así que cuando me tumbo en el sofá cereza-frambuesa me tapo con la manta pelúa , la mia. Nos hemos acostumbrado a llamarla así, con naturalidad,como si fuera de la familia, sin darnos cuenta de lo ridículo del nombre y de que están delante los amigos de mi hijo. Los adolescentes pasan corte por los acontecimientos más nimios, en cambio, por suspender unas más que cuantas asignaturas no tienen vergüenza ninguna.
No hay nada como pillarle la confianza a las cosas y claro, después de tantos años con nosotros se ha gozado todas nuestras movidas. No tengo corazón para mandarla a mudar ni siquiera por razones de estética, ni aunque no pegue con el sofá cereza-frambuesa. La vieja y desfasada manta pelúa me produce ternura a pesar de que la ternura, salvo en navidad y eso porque toca, no pega con casi nada.
domingo, 23 de diciembre de 2007
EL CAJON DE MI MADRE
Hace un rato saqué el mantel calado que me regaló mi madre para plancharlo y ponerlo en la mesa para la cena de “noche guena” y me acordé de cuando la teniamos guardada en el cajón de la cómoda que llamábamos el cajón de las cosas de mi madre y para abreviar “el cajón de mi madre”.
Al principio de los principios en el cajón de mi madre habian pocas cosas, pero pronto empezó a llenarse con juegos de mantelería, sábanas de hilo, toallas bordadas con los bordes de croché , pañuelos de vainicas, en fin, todo tipo de manualidades primorosas hechas por mi laboriosa e incansable madre. Si viene una visita de cumplido las saco para lucirlas, pero luego desde que se van las vuelvo a guardar enseguida no sea que se me estropeen. Las visitas de cumplido para mi suelen ser las amigas de mi madre,menos mal que me avisa con tiempo para que saque las cosas del sueño eterno del cajón de mi madre y también para que invite a merendar a sus amigas. Ella me avisa , acuérdate de comprar las madalenas chiquitas que le gusta a Conchi o las pastas de ---y me nombra la dulcería renombrada de la que su amiga Mima es adicta y “no te olvides de poner la bandeja grande que te regalé” una bandeja enorme que entre el cristal y la madera hay un paño preciosísimo y de un tipo de calado antiguo que ya no se suele ver pues no hay caladoras como las de antes, como se pierden las tradiciones. Esa enorme bandeja no me cabe en el cajón de mi madre y la tengo que tener en el altillo de un mueble ocupando casi todo el espacio con la falta que nos hace cualquier altillo que siempre hay cosas que guardar.
El cajón se quedó chico y tuve que comprar otro mueble con varias cajones grandes donde compartir las cosas que me ha ido regalando mi madre a través de los años. Pero el cajón se quedó con el nombrete para siempre. El nombre es cómodo pues si he metido algo ahí y mi hijo o mi marido lo están buscando solo tengo que decir : está en el “cajón de mi madre” y enseguida encuentran lo buscado sin revolver nada.
Las cosas de mi madre están invadiendo mi casa, insuficiente el cajón, reclaman un mueble entero y ahora amenazan con salir de él y empieza a instalarse en mis sueños, con lo pacíficas que he sido siempre soñando. No se si comprarme el adosado que venden al lado e instalar las cosas de mi madre allí...pero no, se expandirán hasta invadir el barrio, la isla...el mundo entero.
Al principio de los principios en el cajón de mi madre habian pocas cosas, pero pronto empezó a llenarse con juegos de mantelería, sábanas de hilo, toallas bordadas con los bordes de croché , pañuelos de vainicas, en fin, todo tipo de manualidades primorosas hechas por mi laboriosa e incansable madre. Si viene una visita de cumplido las saco para lucirlas, pero luego desde que se van las vuelvo a guardar enseguida no sea que se me estropeen. Las visitas de cumplido para mi suelen ser las amigas de mi madre,menos mal que me avisa con tiempo para que saque las cosas del sueño eterno del cajón de mi madre y también para que invite a merendar a sus amigas. Ella me avisa , acuérdate de comprar las madalenas chiquitas que le gusta a Conchi o las pastas de ---y me nombra la dulcería renombrada de la que su amiga Mima es adicta y “no te olvides de poner la bandeja grande que te regalé” una bandeja enorme que entre el cristal y la madera hay un paño preciosísimo y de un tipo de calado antiguo que ya no se suele ver pues no hay caladoras como las de antes, como se pierden las tradiciones. Esa enorme bandeja no me cabe en el cajón de mi madre y la tengo que tener en el altillo de un mueble ocupando casi todo el espacio con la falta que nos hace cualquier altillo que siempre hay cosas que guardar.
El cajón se quedó chico y tuve que comprar otro mueble con varias cajones grandes donde compartir las cosas que me ha ido regalando mi madre a través de los años. Pero el cajón se quedó con el nombrete para siempre. El nombre es cómodo pues si he metido algo ahí y mi hijo o mi marido lo están buscando solo tengo que decir : está en el “cajón de mi madre” y enseguida encuentran lo buscado sin revolver nada.
Las cosas de mi madre están invadiendo mi casa, insuficiente el cajón, reclaman un mueble entero y ahora amenazan con salir de él y empieza a instalarse en mis sueños, con lo pacíficas que he sido siempre soñando. No se si comprarme el adosado que venden al lado e instalar las cosas de mi madre allí...pero no, se expandirán hasta invadir el barrio, la isla...el mundo entero.
lunes, 3 de diciembre de 2007
Construcciones Minidecris
Llevo una horita golisneando las construcciones de minidecris y a pesar de que las cosas chicas me marean, asombrada estoy de las dificultades y filigranas que he visto. Cuando he mirado el reloj se habia pasado el tiempo en un tic.tac sin apenas sentirlo. Bueno, a partir de ahora miraré con el máximo de los respeto tan laborioso y minucioso trabajo. Felicidades Mini.
También me he entretenido en leer los borradores que no se han publicado, algunos más reveladores que los que han salido a la luz.
Bueno, tambien empieza la gloriosa navidad y los gastos sin fundamento ninguno, ahora las casas esa tarde del 24 olerán todas toditas todas a langostinos atigrados recocidos. Ya no huelen los hornos caseros ni sus madres (algunas porque ya no están las pobrecitas) las mandan a comprar el aguardiente para hacer los borrachitos caseros, que ricos oigan. El besugo al horno lo han cambiado por la patacochino encargada desde hace 15 dias en ese sitio que sale tan rica pero eso es mentira que sale resequía como la de todos los años. No se asan castañas en el brasero y ya saben, siento desilusionarlas, que los reyes no existen ¡Ya quisieramos! que haberlos haylos y estas borbonas paren como conejas con lo caro que sale el hijo de un rey, y el sobrino y el yerno divorciado y...en fin, llegó la dichosa navidad.
También me he entretenido en leer los borradores que no se han publicado, algunos más reveladores que los que han salido a la luz.
Bueno, tambien empieza la gloriosa navidad y los gastos sin fundamento ninguno, ahora las casas esa tarde del 24 olerán todas toditas todas a langostinos atigrados recocidos. Ya no huelen los hornos caseros ni sus madres (algunas porque ya no están las pobrecitas) las mandan a comprar el aguardiente para hacer los borrachitos caseros, que ricos oigan. El besugo al horno lo han cambiado por la patacochino encargada desde hace 15 dias en ese sitio que sale tan rica pero eso es mentira que sale resequía como la de todos los años. No se asan castañas en el brasero y ya saben, siento desilusionarlas, que los reyes no existen ¡Ya quisieramos! que haberlos haylos y estas borbonas paren como conejas con lo caro que sale el hijo de un rey, y el sobrino y el yerno divorciado y...en fin, llegó la dichosa navidad.
sábado, 24 de noviembre de 2007
miércoles, 21 de noviembre de 2007
Y es que no estoy acostumbrada
Soy semi - nueva en estos asuntos de los blok, páginas web, sétera, sétera.
Desde abril de este año concretamente que me compré el ordenador.Juraíto por dios. En el curre, si claro, pero era un sistema específico , un programo particular y para de contar.
Bueno, todo esto para decir que mi vicio, eso de poner palabras una detrás de la otra y a ver que pasa a ohora...lo desperdicio, lo derramo,lo regalo...a varias páginas. Todas ellas son apretadas de formato. Hay un foro estupendo de poetas ( que para encontrarlo me tragué un montón de porquerìa como por ejemplo "poesía eres tú" o"poesía escatológica" o "odas patrióticas" o "sexo y verso" ( esa no estaba del todo mal) hasta que localicé el formato adecuado para mi, simplemente donde me encuentro cómoda verseando.
Luego por casulidad el de las otras orillas, que lo mismo que a la caracola, al principio un subidón de adrenalina pura, un lugar donde exponer, un hueco para mi golfa pluma, algunos encuentros y otros desencuentros.
Pero son lugares constreñidores, donde te obligan a exponer de una determinada manera. Tiene cierto encanto esto de adecuarse al medio. En las dictaduras, pongo un ejemplo, es cuando más proliferan las buenas cualidades de los buenos escritores, ellos se las apañan para decir y es un acicate la mordaza, y ¡señor! que no quiero comparme con ellos, los que saben o los que dicen que saben ¡Qué va! Solo que me gusta hacerlo, ese rejo que desde chica no para describí y venga a escribí.
Y claro, de golpe me encuentro esto, donde puedo decir y desdecir, poner y quitar, tachar maldecir, controlar o no y hasta poner you tubes desos que n opasa nada.
Pues no estoy acostumbrada la verdad, parece ser que el que me amarren me pone. Son com olas niñas de las monjitas, la de los velitos con elásticos y alfileres de perlas las fiestas de guardar, esos que se ponia la mamá de la vanes pero ella, dice, que ella no hija, ella no. Si a esas muchachitas las sueltas en el monte puede pasar dos cosas: O que se pierdan o que se coman el monte.
Tanta libertad es como si el hombre que te gusta se tumbara en la cama y te dijera: Hala hija, haz conmigo lo que quieras. Pues a mi eso no me pone. Eso de el monte es tuyo...un poquito de prohibición por favor, que es a lo que estoy acostumbrada.
Desde abril de este año concretamente que me compré el ordenador.Juraíto por dios. En el curre, si claro, pero era un sistema específico , un programo particular y para de contar.
Bueno, todo esto para decir que mi vicio, eso de poner palabras una detrás de la otra y a ver que pasa a ohora...lo desperdicio, lo derramo,lo regalo...a varias páginas. Todas ellas son apretadas de formato. Hay un foro estupendo de poetas ( que para encontrarlo me tragué un montón de porquerìa como por ejemplo "poesía eres tú" o"poesía escatológica" o "odas patrióticas" o "sexo y verso" ( esa no estaba del todo mal) hasta que localicé el formato adecuado para mi, simplemente donde me encuentro cómoda verseando.
Luego por casulidad el de las otras orillas, que lo mismo que a la caracola, al principio un subidón de adrenalina pura, un lugar donde exponer, un hueco para mi golfa pluma, algunos encuentros y otros desencuentros.
Pero son lugares constreñidores, donde te obligan a exponer de una determinada manera. Tiene cierto encanto esto de adecuarse al medio. En las dictaduras, pongo un ejemplo, es cuando más proliferan las buenas cualidades de los buenos escritores, ellos se las apañan para decir y es un acicate la mordaza, y ¡señor! que no quiero comparme con ellos, los que saben o los que dicen que saben ¡Qué va! Solo que me gusta hacerlo, ese rejo que desde chica no para describí y venga a escribí.
Y claro, de golpe me encuentro esto, donde puedo decir y desdecir, poner y quitar, tachar maldecir, controlar o no y hasta poner you tubes desos que n opasa nada.
Pues no estoy acostumbrada la verdad, parece ser que el que me amarren me pone. Son com olas niñas de las monjitas, la de los velitos con elásticos y alfileres de perlas las fiestas de guardar, esos que se ponia la mamá de la vanes pero ella, dice, que ella no hija, ella no. Si a esas muchachitas las sueltas en el monte puede pasar dos cosas: O que se pierdan o que se coman el monte.
Tanta libertad es como si el hombre que te gusta se tumbara en la cama y te dijera: Hala hija, haz conmigo lo que quieras. Pues a mi eso no me pone. Eso de el monte es tuyo...un poquito de prohibición por favor, que es a lo que estoy acostumbrada.
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