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martes, 11 de diciembre de 2007

¡Vaya máscara!

Ayer mi querida COIN (pronúnciese como en inglés) contó la historia de la mascarita. En ella se dice: "Algunas navidades jugabamos al dichoso amigo invisible- menos mal que ya está prohibido por el manual de las buenas costumbres- a ella siempre le regalabamos un tanga, el más ordinario y hortera posible a ver si captaba la onda, pero no, ideas fijas la muchacha."

Y a ello comenté que: "En mi despedida de la loquera (oficina) de LPGC me regalaron no un tanga, pero sí unos gayumbos... ¿iban también con segundas?"

¡En ningún momento dije que fueran horteras!, sino que quizá las chicas y los chicos (que nunca se sabe) de la loquera me habían lanzado una indirecta. El mayor valor de esos gayumbos no es que se hayan dejado medio sueldo, sino que me lo han regalado con cariño mis compañeros.

Por cierto... Madrid hace tres semanas: el calvito, o Monseñor (como vds. prefieran) estaba en compañía en actitud más que cariñosa, apasionada. Después de una exclamación de sorpresa y alegría por parte de la susodicha compañía: "¡Esta suavidad no la conocía yo!" ésta dio su aprobación tácita a los susodichos gayumbos antes de que la pasión carnal desplazara a la pasión textil. Por tanto, al igual que hacía el anterior Jefe del Estado al inaugurar pantanos pude proclamar: "quedan inaugurados estos gayumbos".

Ahora lanzo una pregunta al aire, o mejor dicho, la lanzo a la pantalla como los espaguettis se lanzan a la pared. Y lanzo esta pregunta aquí puesto que soy el único xy que escribe en estos lares, de momento.

Parece que tradicionalmente las personas xx están concienciadas de que a sus compañer@s de pasiones carnales les gusta apreciar la vista, el tacto, ... de las prendas de lencería. Es decir, que se llega al placer carnal precedido del placer textil. ¿Debemos cambiar nuestro modo de pensar los xy? La verdad es que a mi lo de la lencería no me sienta bien (más que nada porque tengo poco pecho y el liguero se me engancha en los pelillos de las piennas) pero ¿deberíamos gastarnos algunos cuartos y lucir como el que sigue estas líneas o seguimos con los gayumbos de cuello alto como Paco Martínez Soria?

Hombre, no digo que en el día a día vayamos con puntillas, pero sí en días un poco más "festivos".


¡Uf, qué calor!

sábado, 8 de diciembre de 2007

Código de barras

Respondiendo al CALVITO NEBULOSO, que no me sale hacerla por comentarios, que no responde el tema. A este cotarro le pasan cosas raras ultimamente.
1.- No había visto nunca ese anuncio y menos en tv.
2.- No me sorprende pero ME ESCANDALIZA PROFUNDAMENTE. Vamosss a verrrr:
En el caso de que yo tuviera una novia sería escandaloso que acudiera a nuestra esperada cita con el mismo vestido las dos . Así o que tendría que tomar la decisión radical de cambiar de tienda o de novia.
17.-No me gusta que se autodenomine calvito. Es como si a un negro lo llamaramos negrito. Usted es calvo y punto, un calvo profundo, que esa calva la he visto yo, brillantita que da gusto verla, en ocasiones peladita por haber tomado en sol en el Sur sin protección que mira que se lo hemos dicho, Monseñor hay que tomar precauciones que el sur es muy traicionero y si no que se lo pregunten al July, que por cierto, tendrá que explicar quien el el July y el Richar Geere de las Canteras.
42.- Tenia un compañero calvo también, pero calvo indigno, quiero decir que no lo asumía, unos pelillos ralos y largos que hacían las veces de tupés sobre la parte afectada. Engomada para que no se le levantara el pelo decia, que no se le vantara en una racha de viento hostil y se le quedaran los cuatro pelillos largos y tiesos evindenciando lo que el avergonzado calvito quería cubrir inutilmente.
Un dia le dije en la tertulia del café mañanero: Mi niño ¿Por qué no te afeitas la cabecita.? ...eso que tienes ahí parece un CODIGO DE BARRAS. A partir de entonces el susodicho dejo de llamarse pepe el calvo para llamarse código de barras. Pero se afeitó la cabeza. Ese mismo verano se separó de su mujer, se fue a vivir a las canteras, le salieron 3 o 4 novietas que a una de ellas se la llevó a Fuerteventura que fue el cuento del verano aquel, que todo el mundo se enteró de lo que ligaba el ex código de barras.
Se acabó el verano, volvió a dejarse crecer los cuatro pelillos sobre su estéril cuero cabelludo, volvió con su mujer de toda la vida y volvió a ser el no asumido calvo de toda la vida también , a decir borderias por el pasillo a todas nosotras y en fin resurgió el salido calvito de los chistes manidos y guarros.
Así que monseñor, con esos intensos ojos azules precisosisisisjmos y además dos, que tiene usted con lentillas o sin ellas, y esa sonrosada calva reluciente y asumida, yo me niego a llamarle calvito, o calvo o vuelvo a lo de Monseñor, que por cierto, no se lo puse yo pero me encanta.
Besos a los xx a los xy hasta a mazinger z si es necesario. Esto de despejar ecuaciones nunca se me ha dado bien.
 
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